jueves, 31 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
miércoles, 9 de marzo de 2011
Todo se mueve
Fin de semana de carnaval, la posibilidad de pasar más días en Yungo y avanzar sin apuro en varios frentes. El sábado nos dedicamos a concluir los cimientos. Sólo nos faltaba hacer la carga del material, así que nuevamente con la colaboración de Daniel y el movimiento coordinado de todos, pudimos terminar un proceso que nos llevó cuatro fines de semana de trabajo intenso y pleno aprendizaje. A la noche recibimos la visita de Gustavo, y cenamos juntos mientras charlamos sobre la historia de la zona. Nos contó que Magdalena -que antiguamente también abarcaba lo que hoy es el partido de Punta Indio- fue uno de los primeros parajes que se conocen en la provincia de Buenos Aires. Conversamos sobre la Reserva Mundial de Biósfera que hay en el Partido, y nos enteramos de la simbiosis del Tala y el Coronillo, que juntos generan el único ambiente donde surge la mariposa argentina, conocida por sus colores celeste y blanco. El domingo a la mañana nos dedicamos a seguir desarrollando algunos proyectos que se vienen y al mediodía, degustamos una deliciosa escalibada catalana cocinada por Isabel, que junto a Marisa vinieron desde Capital para darnos soporte culinario y traernos muchos Aloe Vera para plantar. A la tarde hicimos el pozo para empezar a probar las mezclas de barro y plantamos los Aloes. El sol ya se siente más suave, anticipando el otoño y el roble continúa tan anfitrión como siempre, garantizando sueños profundos y un buen descanso. El lunes, antes de la vuelta, estuvimos trabajando en lo que será un gran cambio de presentación para el terreno: la tranquera. Por fin vamos a reemplazar el Frankenstein de alambre y chapa que tenemos en la entrada por una cálida y práctica tranquera de guayubira.
martes, 1 de marzo de 2011
No se puede ir más rápido que el tiempo
Tercer fin de semana dedicado a los cimientos. Teníamos pendiente atar los estribos a los hierros del 8, colocarlos en la zanjas y llenar con una mezcla de piedra, cemento, arena y cerecita. Afortunadamente contamos con la ayuda-capacitación de Daniel, un poblador de Verónica, que con suma paciencia y humor nos ayudó a encaminar la tarea. Estuvimos todo el sábado trabajando con los hierros y disfrutando de la sombra, esta vez de los eucaliptos. El domingo nos levantamos bien temprano para admirar el amanecer. El sol, surgiendo desde el este, nos convirtió en contempladores de su maravilla, generando infinitos matices de colores y formas. Cuando salimos del asombro nos pusimos a terminar el esqueleto, y cerca de las 9 llegaron Daniel y Gastón -otro poblador de Verónica- con facturas. Desayunamos y volvimos al trabajo. Para reforzar el trabajo de los cimientos, nos propusieron hacer 13 pozos de 1 metro para pilotines, y cuando estuvieron listos colocamos el esqueleto del encadenado en las zanjas. Después de dos jornadas tan intensas como enriquecedoras, dejamos todo listo para la carga del material y quedamos como Ruti.
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