martes, 1 de marzo de 2011

No se puede ir más rápido que el tiempo




Tercer fin de semana dedicado a los cimientos. Teníamos pendiente atar los estribos a los hierros del 8, colocarlos en la zanjas y llenar con una mezcla de piedra, cemento, arena y cerecita. Afortunadamente contamos con la ayuda-capacitación de Daniel, un poblador de Verónica, que con suma paciencia y humor nos ayudó a encaminar la tarea. Estuvimos todo el sábado trabajando con los hierros y disfrutando de la sombra, esta vez de los eucaliptos. El domingo nos levantamos bien temprano para admirar el amanecer. El sol, surgiendo desde el este, nos convirtió en contempladores de su maravilla, generando infinitos matices de colores y formas. Cuando salimos del asombro nos pusimos a terminar el esqueleto, y cerca de las 9 llegaron Daniel y Gastón -otro poblador de Verónica- con facturas. Desayunamos y volvimos al trabajo. Para reforzar el trabajo de los cimientos, nos propusieron hacer 13 pozos de 1 metro para pilotines, y cuando estuvieron listos colocamos el esqueleto del encadenado en las zanjas. Después de dos jornadas tan intensas como enriquecedoras, dejamos todo listo para la carga del material y quedamos como Ruti.

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