miércoles, 1 de junio de 2011

La Era de la caña



Pasaron las jornadas con lluvia y la llegada del invernadero era inminente. Sin embargo, mientras pensábamos que esa tarea iba a ser la única protagonista del fin de semana, se dio lugar a algo inesperado.
Como una pista de lo que se avecinaba, camino a Yungo nos encontramos con una zona plagada de cañas comunes que invitaban a ser recolectadas. Por suerte, esta vez contábamos con la camioneta de Gastón, un amigo con mucha experiencia en construcción natural, que hasta el momento no había podido viajar a Yungo.
Al llegar, mate mediante, delimitamos la zona del invernadero y nos pusimos a trabajar con los pozos. La tarea nos llevó toda la mañana, y la continuamos a la tarde, después de unas ricas tartas y un descanso corto para aprovechar al máximo la luz del día. Una vez que terminamos con los pozos, apisonamos los postes y dejamos todo listo para colocar los tirantes del techo el día siguiente. Esta vez, el tamaño del fuego fue directamente proporcional al frío que iba surgiendo. Aunque todo el cansancio del día se recompuso con un guiso de verduras delicioso que nos dejó listos para un gran descanso bajo el roble, con sus hojas recreando el sonido del agua.
A la madrugada Gastón nos despertó con un fueguito, mate bien caliente y la propuesta de ir a buscar más caña por la zona, para ir acopiando y para reconocer en qué lugares podemos conseguir con frecuencia, y empezar a usarla para construir con materiales que son de la zona. Mientras estábamos camino a Punta Indio, volvimos a encontrar una zona con caña común y nos detuvimos a juntar un poco. Sin embargo la sorpresa vino más adelante, cuando encontramos caña tacuara, una caña muy resistente, que efectivamente nos permitiría prescindir de mucha madera. Lo mejor de todo fue que conseguimos llevar algunas cañas con raíz, para poder plantarlas en el terreno y empezar a generar una producción propia.
Contentos con el resultado de la expedición, volvimos al terreno y nos pusimos a trabajar en los tirantes del invernadero y así dejar listo el esqueleto para recubrir con plástico la próxima jornada. Finalmente quedó tiempo para un almuerzo rápido, y una vuelta entusiasta, ya pensando como van a ser nuestras próximas construcciones con caña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario